Inspirada en el juego de la trama y el tramado de un tejido, la silla Ami Ami, cuyo nombre en japonés significa literalmente "tejer", nace del deseo del diseñador Tokujin Yoshioka de reproducir uno de los símbolos estilísticos típicos de su cultura, el trenzado.
Las líneas simples y cuadradas contrastan con la riqueza de la elaboración del trenzado, evidente en la superficie interna y externa, y resultado de un complejo procedimiento industrial que recrea el motivo a través del uso de un único molde.